domingo, 11 de diciembre de 2011

Época bajo influencia griega

Se crea una mayor diferencia económica, entre lo que anteriormente era conocido como la nobleza, y la plebe, quienes aunque constan de menor poder económico, cada vez tienen más fuerza política.
Finalmente al ampliar su dominio por las conquistas entra en Roma la influencia griega, inmigrantes griegos acuden a Roma. La cultura helénica será asimilada por los romanos y cambiada a su modo. La influencia de esta cultura despertó la cultura de Roma, dando paso a su literatura y a su educación escolar.
La educación romana sufre transformaciones. Los ciudadanos más ricos tuvieron maestros o preceptores privados, generalmente griegos inmigrados, que introducían a sus hijos en la lengua y la cultura helénicas. Se generalizan las escuelas privadas, en unas se enseñaba en griego, en otras predominaba el latín. En ambas había, tres grados de enseñanza: elemental, medio y superior.
En la escuela primaria, del ludis magíster o ludus literatus, el litterator enseñaba a leer, escribir y contar, con algunas canciones y una rigurosa disciplina con frecuentes castigos corporales.
El maestro, litterator (el que enseña las primeras letras), o bien primus magíster (primer maestro) o magíster ludi (maestro de escuela) era un personaje bastante despreciado, porque se dedicaba a los más pequeños en el aprendizaje más elemental, vivía de su salario y era mal remunerado.
El edificio de la escuela era un local abierto al que llegaban los niños y niñas (desde los siete hasta los trece años) acompañados de su pedagogo (paedagogus) o esclavo acompañante. Este esclavo podía ayudar al niño con sus lecciones e intervenir en su formación moral.
La jornada era doble y se extendía desde octubre hasta julio.
Fundamentalmente el programa consideraba la lectura y la escritura, por el método de memorizar primero el nombre de las letras, luego combinarlas para formar sílabas, y finalmente palabras. Quienes dominaban las letras recibían el nombre de abecedarii, syllabarii quienes conocían las sílabas y nominarii los que manejaban bien las palabras. Luego se trabajaba con frases breves máximas morales que, al tiempo que los ejercitaban en el reconocimiento y manejo de lo aprendido, les iban proporcionando una formación moral. Finalmente, accedían a textos de mayor extensión.
Para la escritura, enseñada simultáneamente, se usaba la tablilla de cera o de alfarería. A veces el maestro guiaba el trazo del alumno con su mano (método griego); otras veces las letras estaban grabadas como hendiduras en la tablilla, y el niño debía seguir el surco grabado en la cera (método propio de la escuela romana). Los ejercicios se repetían una y otra vez, corregidos por el maestro o bien por un alumno mayor y adelantado. Los textos leídos y reproducidos por la escritura eran también memorizados, para ejercitar la facultad e ir proporcionando al niño un acervo de conocimientos, una cultura.
En cuanto al cálculo, se trataba fundamentalmente de aprender el vocabulario numeral, complicado porque el sistema era duodecimal. Se trabajaba con los dedos y con piedritas (calculi), pero ya entrado el período del Imperio también se hacían operaciones elementales. Conocimientos más complejos estaban a cargo de un especialista, el maestro de cálculo, calculator, quien no habría trabajado con el maestro de la escuela sino en su propia escuela, configurando una enseñanza técnica.
No todos los niños que transitaban por la escuela elemental continuaban sus estudios; más bien, sólo los de la aristocracia, o los hijos de comerciantes pudientes, y también las niñas.
Inmediatamente aparecía la del grammaticus (12-16 años), donde se hizo sentir más la influencia griega. En ella se estudiaba la gramática latina y la griega sobre la base de los clásicos, y en menor medida la retórica, la oratoria y las matemáticas. Se cultivaba poco la música y la gimnasia. A los dieciséis años el joven viste la toga viril y se preocupa de la política y de las armas.
El maestro, grammaticus, supera en salario al maestro de la escuela elemental. El edificio donde enseñaba tenía características similares al de la escuela elemental, aunque a veces su clase estaba decorada con esculturas de grandes escritores (Virgilio, Horacio…), y también podía haber mapas en la pared. Los alumnos asistían a esta escuela a partir de los once o doce años, y hasta los quince aproximadamente.
El programa, comprendía el estudio teórico de la lengua y la explicación de los autores.
La explicación de los autores: al igual que en la escuela helenística, comenzaba por la lectura expresiva de un texto corregido de antemano por el maestro, lectura que suponía la comprensión del texto –no había signos de puntuación, ni separación de las palabras–, y que se denomina praelectio, lectura previa, lectura explicada. A continuación los jóvenes leían el mismo texto, en voz alta; luego debían memorizarlo y recitarlo, siempre tratando de ejercitar y nutrir la memoria.
Luego venía la explicación del texto, enarratio, referida a la forma (las palabras) y el contenido (la historia). El estudio de las palabras era largo y engorroso, e incluía el ritmo de los versos, las palabras difíciles o inusuales y los giros poéticos.
Como se cultivaba el valor jurídico-político, más tarde aparece el rhetor que enseñaba retórica . Se aprende retórica pero se le da el sentido romano, la política no tiene un fin de provecho personal, sino el sentido de dirigir a las masas hacia el fin de la República.
La consideración de este maestro era bien dispar, pues mientras algunos de ellos eran libertos o bien ex-funcionarios, otros como Quintiliano llegaron a merecer honores y fortuna, y mantuvieron vinculación con la corte imperial.
Resumo en la siguiente tabla los distintos grados educativos por así decirlo:


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